Registro Recordar
ACTO SEGUNDO Cuando desperté, vi a un hombre y a una mujer a mi lado. Tras preguntarme por mi salud, me comunicaron que me encontraba en el año 1881... Tras comprobar que estaba bien, mis nuevos amigos (Monsieur Richard y Christine Daaé) me pidieron que los visitara cuando pudiera. Aún algo mareado, decidí dar una vuelta por el escenario y alrededores, encontrando un portafiltro amarillo y un gancho de hierro. Bajé las escaleras de caracol y recogí un portafiltro rojo y una linterna, y un poco más abajo, una cuerda. Me dirigí a los bajos del escenario, lugar en el que encontré a un joven llamado Jacques. Se trataba del apuntador del teatro. Me ofreció información acerca del fantasma pues lo conocía bien ya que habían sido compañeros en el colegio. Además me reveló que de vez en cuando podía escuchar a través de las paredes una melodía de Bach. Me encaminé a través del foso y de la sala hacia la biblioteca. Por el camino me encontré con Edgar Degas. Su sabiduría me deslumbró, y a continuación fui en busca de Monsieur Richard. Lo vi en su despacho, el mismo en el que hacía tan sólo unos minutos estaba Brie. Me entregó unas notas de Erik, en las que exigía un salario mensual muy elevado, así como un palco (el número cinco) reservado sólo para él y que Christine fuera la cantante principal en la ópera "The Wedding of Isabel¿. También me comentó algunas cosas de Madame Giry y de Christine. En especial, ésta última parecía progresar cada día, con lo que sospechaba que tuviera algún tipo de profesor. Encontré a Madame Giry subiendo unas escaleras cercanas a la entrada a la sala de la ópera. Hablamos de la historia que rodea al Palacio de la Ópera, de Erik y del palco número cinco. Pude comprobar sus poderes extrasensoriales, ya que supo enseguida que yo pertenecía a otro tiempo. Además, me pidió una serie de artefactos de mi época para que me abriera el palco. El único sitio que me quedaba por ver eran los andamios de encima del escenario. Allí encontré otros dos portafiltros, uno azul y otro verde. Con ellos volví a ver a Madame Giry, que esta vez me abrió la puerta. En su interior encontré una nota dirigida a mi persona, en la que se me pedía que olvidara a Christine. Me olvidé de ella..., y me puse a buscar un pasadizo que llegara hasta allí. En una de las columnas descubrí una puerta camuflada, pero que se encontraba cerrada con llave. Decidido a no dejar de investigar, fui a ver a Christine, que estaba en el mismo camerino en el que estaba la Christine de 1993. Me habló del pasado y de unos sueños extraños que tenía, en los que aparecían unos hombres con máscaras. También me comentó algunas asuntos acerca de un "Ángel" de la Música, que le enseñaba a la joven cosas nuevas. Me pidió que abandonara la habitación, ya que de lo contrario su misterioso maestro no vendría. Cumplí su petición, y una vez fuera, escuché a través de la puerta una conversación que mantenía con un hombre. Éste la pidió que la amara, y que se fuera con él. Sin perder un momento, cogí un hacha contra incendios y derribé la puerta. Cuando entré, no había nadie...
ACTO TERCERO Desolado fui a hablar con Monsieur Richard. Le conté lo sucedido, momento en el cual apareció Christine. Nos afirmó que se encontraba bien, y que la función estaba a punto de comenzar. Me avisó de que en taquilla me había dejado un sobre con una entrada para presenciar la obra desde el palco nueve. Cuando la recogí, en el mismo sobre encontré una nota en la que me pedía que me reuniera con ella en bastidores una vez finalizara la representación. Más tranquilo, me dirigí a mi palco. La función comenzó, y a los pocos instantes, el Fantasma de la Ópera apareció bajando de una cuerda, rodeó a Christine con su capa y desaparecieron los dos.
ACTO CUARTO Hablando con Richard, llegamos a la conclusión de que la desaparición no fue cosa de magia, sino que tuvieron que escapar por una de las trampillas. Richard se acordó de Jacques, y nos pidió que fuéramos en su busca. Cuando lo encontré, el pobre había sido asesinado. A su lado encontré una llave con forma de esqueleto. Pensando, llegué a la conclusión de que la única cerradura que había encontrado hasta el momento era la de la puerta de la columna en el palco cinco. Mis sospechas resultaron ser ciertas, ya que conseguí abrir dicha puerta. En el interior de la columna había una escalera que comunicaba con otros dos sitios, uno en una posición más elevada y el otro más abajo. El primero tenía una puerta cerrada, y la llave que tenía no servía para nada. Decidí ir por el inferior, en el que encontré las catacumbas. Encendí la lámpara y entré en una especie de laberinto. El camino fue hacia el este, norte, este, norte, tres veces al este, norte, dos al oeste, al norte, cuatro al este y por último al norte. Llegué a una habitación en la que había un esqueleto con una espada. Cogí esto último y me dispuse a resolver un curioso puzzle, que parecía ser la cerradura de la puerta que había al norte. Dicho puzzle se componía de una serie de palancas con forma de calavera. Cada una de ellas correspondía a una letra del alfabeto (en el que no hay ni CH, ni LL, ni Ñ). Sólo podía pulsar cuatro, pero di con la palabra exacta: ERIK. Pulsé los botones que se correspondían con las letras y en el mismo orden. La puerta se abrió. Yendo al norte de nuevo, me encontré ante otro problema. Del suelo salían algunas llamas, cuyo tamaño iba siendo mayor según pasaba el tiempo. En la pared había un rompecabezas gigante, en el que tuve que formar lo más rápido posible el dibujo de una máscara. Cuando lo conseguí, una trampilla en la parte superior se abrió. Utilicé la cuerda con el gancho y subí al piso superior. Ahora me encontraba en la sala de recreo del Fantasma. Un órgano y una extraña silla con forma de esqueleto era lo más impresionante del nuevo lugar. A través de una puerta cerrada escuché los gritos de socorro de Christine. Me dijo que para abrir la puerta tenía que tocar una pieza musical con el órgano. A pesar de que mis conocimientos musicales se habían quedado algo atrasados, recordaba la melodía que Jacques me dijo que escuchaba a través de las paredes. La toqué, y la puerta se abrió. Christine estaba encerrada en una cápsula de cristal, que no tenía cerradura a simple vista. Pude localizarla en la nariz de la calavera que sostenía el sarcófago, y en ella usé la única llave que poseía. Aún faltaba algo más, ya que la cápsula no se abría. Entonces vi otras calaveras, las cuales podía presionar. Una de ellas levantó la tapa, con lo que pude hablar con Christine. Me dijo que Erik la había secuestrado y llevado a donde estaban ahora. La había dado un anillo de compromiso y Christine, en un momento, dado había quitado la máscara a Erik. Me dijo que su rostro era lo más parecido a la muerte que había visto nunca. Al salir, me encontré con el Fantasma. La lucha fue corta, ya que al caerse en la silla desapareció. Me fui con Christine en una góndola hasta la columna que comunicaba con el palco cinco. Una vez allí, Erik apareció de la nada, golpeándome y llevándose a Christine. Los seguí por la columna escaleras arriba, hasta los andamios. Cuando llegué a la cuerda que sujetaba la lámpara, pude verlos encima de la misma. Sin perder un momento bajé yo también. Ataqué al Fantasma con la espada. Me la quitó y me tumbó con su bastón, el cual me sirvió para intercambiar la posición. Entonces le quité la máscara, dejando al descubierto un rostro que no podré olvidar jamás. Pero si lo sucedido hasta el momento había sido extraño, lo que ocurrió a continuación lo fue aún más. Pero eso es otra historia que merece ser contada en otro momento.